II
sentado
con la mirada en la nada
una lágrima en el rostro
un sentimiento acurrucado
ilumina
su oscuridad, la musa anhelada
extiende su esencia
en el cuerpo del poeta
los bellos se erizan
el poeta siente
el sentimiento se arrastra en la piel
su alma se separa
ya es imposible detenerla
la musa lo acompaña
guía su mano, guía su corazón
sensaciones incontrolables se esparcen
espera paciente
la musa en la almohada
a que el poeta
descienda
para arrullarlo en su pecho
y calme sus ansias
Muy bueno, lo único que no siempre el poeta está en la oscuridad y necesita de la musa que lo alumbre, a veces no alumbra la musa, a veces no viene, a veces ni si quiera existe
ResponderEliminarbueno ciertamente solemos tener algunas musas que van y vienen y en otras sólo el recuerdo nos queda, y de ahí alimentamos estas palabras el tiempo necesario, mientras se vuelve a asomar.. Gracias por el comentario y pasertem por estas letras ! un fuerte abrazo Ruben!
ResponderEliminarQue nunca nos falte la musa, o el muso o la inspiración, so pena de caer en soledad terrible.
ResponderEliminarGracias por tu visita a mi blog.
Saludos
En efecto Narci.. que no falten!!! gracias por tu comentario y por pasarte por este lado !!
ResponderEliminarSaludos!